Cuando no es fácil…


El otro día leía lo siguiente del testimonio de una madre, lo compartí en Instagram y muchas me dijisteis que os sucedía lo mismo que a ella. 

«Estoy segura de que mis hijos no estarían mejor atendidos en un colegio público (o en uno privado convencional) y, además, ellos tampoco quieren ir. Sin embargo, mantener mi equilibrio mental cada vez es más difícil».

No conozco a nadie, y da igual que lleve seis meses o seis años haciendo homeschooling. que no se reconozca en esta cita. Estoy segura de que lo que dice esta madre lo podríamos afirmar cada una de nosotras. ¿Quién no ha pensado, o lo que es peor «amenazado» con llevar a sus hijos al colegio?

Pienso que lo que más cuesta arriba se nos hace es la maternidad y no tanto el homeschooling. Una maternidad consciente pesa mucho, aunque sea inmensamente gratificante. Aquellos padres que por las circunstancias que sean, no pueden criar ni educar a sus hijos, se quedan solo con la parte árida y tediosa de la maternidad y de la paternidad, y que además no te proporcionan ninguna gratificación. Las sesiones de lactancia materna a demanda son terriblemente exigentes y agotadoras, pero siempre que me imagino el cielo pienso que tiene que ser una sensación parecida a cuando tienes a tu bebé encima, mamando relajado y ese olor que inunda todo tu ser… El cielo huele a leche y bebé recién nacido, estoy convencida. El homeschooling es de algún modo renunciar a tu vida, pero cada una de las pequeñas gratificaciones diarias son más grandes que esa hipotética vida a la que se está renunciando. Es una paradoja. Pero ¿Eres capaz de imaginar algo más maravilloso que estar rodeada de tus niños, leyéndoles un cuento de hadas y tomándote un té mientras fuera llueve, nieva o graniza? Y lo mejor de la escena es que quizá es un lunes al mediodía. ¿Puede haber algo más fascinante que estar junto a tu hijo la primera vez que escribe «mamá»? ¿Y  estar presente ante la gesta de  sus primeros y titubeantes pasos?

Pero, aunque sea todo esto sea fascinante, también es cierto que, aunque ahora mismo se legalizara en homeschooling en todo el mundo, no creo que las escuelas fueran a perder muchos alumnos. Los que estamos dentro de este mundo damos fe de que no es fácil y pensamos con frecuencia que vamos a enloquecer.

¿Por qué nos sucede esto?

Insisto en que un tanto por ciento muy elevado del ¡No puedo más! es debida a la maternidad (a no ser que tengas a tus hijos en un internado y los veas solo por Navidad). Pero el homeschooling aporta también su granito de arena a esa sensación de impotencia y pienso que es en gran parte por la falta de referentes.

Hace poco mis hijos y mi marido se encontraron a un pollito de estornino que se había caído del nido. Sacarlo adelante no fue excesivamente difícil. Una vez que se enteraron de lo que tenía que comer, era cuestión de preparale una “papilla” con semillas, frutas, y algún insecto… Lo peor fue devolverle la libertad porque había que hacerlo bien, ya que el pollito no tenía referentes. Él debía creer que su padre era mi marido que es el que le alimentaba con más frecuencia, y la verdad es que para un pollo no es el mejor padre ja,ja,ja

Casi todos nos enfrentamos al homeschooling sin saber a quién acudir cuando tenemos problemas. Guiados por un instinto que no es tan fuerte como el de los animales. Tuve un profesor que decía que el hombre no tiene naturaleza, tiene historia.  A lo mejor nuestro instinto o lo que nos dicta nuestro corazón es dejar a los niños en paz, que jueguen y que sean felices. Pero nuestra historia, nuestros prejuicios, nuestro entorno, nuestros conocimientos, nos dicen que eso no puede ser, que nunca se van a integrar en el mundo, que no van a llegar a nada, que estamos arruinando su existencia, que les estamos privando de oportunidades de socialización y de aprendizaje por los conocimientos que les podrían aportar personas sabias y que además saben enseñar.

Todo esto nos lleva a un estado de confusión mental que unidos a la falta de silencio, de tiempo,  de sueño, de apoyo, y de ayuda pueden provocar y provocan un estado de impotencia, de rendición y de ¡hasta aquí hemos llegado!

Tampoco podemos quejarnos, porque si nos quejamos por toda respuesta recibiremos: ¡Ya te lo dije!, ¡Escolariza!, ¡Te vas a volver loca!, ¡Estás desmejorada!, ¡Has adelgazado!, ¡Estos inventos modernos!, ¡Tú fuiste al colegio y tampoco te fue tan mal!

Unido a esta falta de referentes están las expectativas. Cuando yo empecé a leer sobre homeschooling había mucha menos bibliografía que la que hay ahora. En español no había absolutamente nada (salvo los boletines de Crecer sin escuela). No había blogs, no había IG. Pero de lo poco que pude ir recabando, la sensación general era que si hacías homeschooling tus hijos iban a ser especiales, se los iban a rifar en las mejores universidades del mundo, iban a sacar una saga de literatura fantástica a los 16 que se iba a convertir en superventas, o como poco que un día a los 3 años te los encontrarías leyendo un cuento a la perfección.

Y ojo que todas estas cosas que he enumerado son ciertas, porque el fácil que con el homeschooling se potencie lo mejor de cada niño y además al tener más tiempo libre lo pueden dedicar a sus auténticos intereses. Pero nada más…

Mis hijos son maravillosos pero son normales ja,ja,ja… Ninguno ha conseguido, de momento un contrato millonario, ni aprendió a leer solo con tres años, ni le han suplicado en ninguna universidad que vaya a estudiar con ellos. 

Mi día a día actual consiste en pelearme con los tres que aún siguen haciendo homeschooling. El pequeño de siete solo quiere jugar y lo académico le produce urticaria. O sea, lo formal, hacer sumas y restas o leer o escribir… otra cosa es leer sobre mil cosas que le interesan. Los hermanos son dos adolescentes cuyos intereses están en las antípodas de las mías. Sus intereses son los músculos (incluso músculos que nadie sabe que existen ja,ja,ja), hablar mucho (se pasan el día hablando entre ellos), entrenar duro, y las zapatillas de deporte. Y también los emprendimientos. Son muy negociantes y se pasan el tiempo comprando, vendiendo y emprendiendo… Pero no les interesan otras cosas que yo considero fundamentales y ahí empieza el «conflicto». Y este conflicto puede ser en ocasiones una auténtica guerra campal y en otras es un conflicto agotador en mi mente…

Porque es una creencia errónea y dañina el pensar que todo depende de nosotras. El que no seamos capaces de abandonarnos y confiar. Sembramos, nutrimos, cuidamos, acompañamos y lo hacemos lo mejor posible pero no podemos controlar todo. Y tampoco sería deseable ni bueno porque entonces ¿Dónde quedaría la libertad? Llega un momento en el que hay que soltar, confiar y seguir amando a nuestros hijos, aunque sean diferentes al niño o al adolescente de nuestros sueños, al niño o al adolescente que solo existe en nuestra imaginación, no al que nosotras parimos, amamantamos, criamos, educamos y ahora está empezando a recorrer su camino y a soñar sus sueños. Te aviso que casi con toda seguridad van a ser diferentes a los tuyos. Y está bien que sea así. Por eso es una trampa el hacer las cosas para… Tenemos que hacer las cosas porque creemos que es lo mejor para ellos y no para lograr un objetivo.  Hacer las cosas por amor. Como decía San Agustín… «Ama y haz lo que quieras».

Es frecuente que se hable de los beneficios de la lactancia materna y aunque sea cierto que tienen innumerables ventajas, pienso que al optar por la lactancia materna hemos de pensar más en el regalo que nos hacemos nosotras, en el placer de amamantar, y que como efecto secundario es, parafraseando a Carlos González un regalo para toda la vida. De la misma manera si les leemos innumerables libros en voz alta y después deciden con los años no abrir un libro no debemos culpabilizarnos, ni pensar que no debimos hacerlo bien, que les deberíamos haber leído más o menos, u otro tipo de libros. Lee a tus hijos en voz alta porque es algo bueno y olvídate de lo demás. Atesora esos momentos como maravillosos recuerdos para tu vejez y mientras tanto disfrútalos tanto como sea posible.

El liberarnos de todos estos pensamientos nos va a ayudar a ser más felices en nuestros solitarios días de homeschooling. Disfrutar cada día como si fuera el último. Siempre hay una última vez en la que das de mamar, una última vez que te cogen la mano para cruzar una calle, una última vez que los llevas en brazos, una última vez que se acercan a ti con un cuento para que se lo leas, una última vez que tienes a todos tus hijos reunidos mientras les lees un libro en voz alta.

Si quieres seguir profundizando en estas ideas te invito a leer el PDF que acabo de publicar. Pertenece a la serie Ecos de Paideia en familia. En estas dos últimas décadas he conocido a muchas familias que empezaron entusiasmados con esta opción educativa y al poco tiempo desistieron, pero también he conocido a otras que han perseverado a través de los años y de las dificultades. En las casi 100 páginas que contiene este PDF te cuento los trucos que me han funcionado con mis hijos y lo que he aprendido de otras familias. Y como siempre con todo el cariño del mundo, y de madre a madre.

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3 comentarios en «Cuando no es fácil…»

  1. Cuánta sabiduría hay en éstas palabras!!!!
    Yo con las redes sociales tengo amor/odio, y me he negado con IG, sólo lo tengo para seguir algunas cuentas con el homeschool, y es que precisamente creo que hacen, en muchos casos, más mal que bien…
    La falta de referentes que mencionas, la soledad (que mencionas en la entrada anterior), el miedo al fracaso y un largo etc. Es la realidad que mayoritariamente vivimos.
    Muchas personas que saben que hacemos homeschool hablan conmigo y les encanta la idea, soy una apasionada del tema por lo que puedo hablar horas y horas jejejeje, todos quieren pero luego no aguantan ni hasta los 3 años; necesitan tiempo para ellas, dicen. Y luego te machacan en que tienes que tener tiempo para tí (cuando nuestra realidad es que no puedes ni descansar para ir al baño) y hasta te hacen sentir mal…
    Me ha costado pero siempre digo lo mismo: el homeschool es apasionante, agotador, solitario (en mi caso no tengo grupo de apoyo cerca ni a una hora de coche) e incomprendido, pero como más pasan los años (mi mayor ya va a terminar la primaria) más me reafirmo en las ventajas. Escolarizar no soluciona los problemas sino que tienes que lidiar con otros, la pregunta viene a ser ¿Con qué conflictos quieres convivir?
    Gracias por tus palabras! Me callo ya jejeje. Pero agradezco la sinceridad porque la foto de IG no és la realidad, y hace mucho daño cuando estás empezando o simplemente tienes una racha floja.
    No pares Paloma!!! Ánimo con todos tus proyectos y sigue abriendo tu corazón y las puertas de tu casa para ayudar e inspirar a otras familias!!!!
    Un abrazo! Y bendiciones!!!!!

    1. Muchas gracias a ti por tu comentario. Cuando yo empecé a hacer homeschooling no había apenas familias en las que inspirarte, pero como tú dices ahora mismo lo que encuentras en redes sociales puede hacer más mal que bien. Yo he dejado de seguir a muchas cuentas homeschoolers pues al final tampoco se necesita tanto para educar a tus hijos, se pierde mucho tiempo buscando actividades que no siempre son bien acogidas en casa ja,ja,ja… Siempre hay algo de “postureo” en Instagram, pienso que nadie mostramos la realidad tal cual… siempre buscas el lado bonito que tampoco está mal, pero aún así yo echo en falta más naturalidad. Tanta “falsa perfección” yo creo que desanima a muchas familias a iniciar el homeschooling o a perseverar en él. Y efectivamente si escolarizas aparentemente muchos problemas pueden desaparecer, pero vendrán otras cuestiones con las que lidiar. Personalmente prefiero los “efectos secundarios” del homeschooling que los de la escuela… Un abrazo también para ti.

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