EL NIÑO ESTRESADO ( I )

Pinchando sobre la viñeta se amplia.

Encontré este recorte de periódico y he querido compartirlo con vosotros. Es de Idígoras pero siento no poder poner cuando ni donde fué publicado ya que lo tengo hace años y no recuerdo su procedencia.
Los niños están bajo mucho estrés en nuestra civilización avanzada. Rebeca Wild nos habla de como los sistemas educativos envuelven al niño en una red de decisiones ya tomadas por otros. Le imponen conocimientos abstractos y actividades culturales o deportivas muy ajenas a su propia madurez y a la formación que debería darse desde dentro. Estos sistemas funcionan y se perpetúan por la coerción de una competitividad impuesta que en sí ya genera más y más estrés. Los profesores dependen del éxito de sus alumnos para justificar su propio trabajo y su imagen profesional. Todo este “quehacer educativo” se da en relaciones verticales que impiden experiencias de respeto mutuo, aptas para aliviar el estrés y favorecer procesos de maduración reales.
Desde pequeños apuramos a nuestros hijos para que pronto, pronto correspondan a nuestras expectativas de adultos. Cuando están “sólo jugando”, cuando están sentados mirando hacia dentro, “sin hacer nada”, pero asimilando experiencias, sentimos angustia, tenemos miedo que “están perdiendo el tiempo”. Les obligamos a vivir sacrificando los intereses, las necesidades del presente en favor del futuro, un futuro cuyas características desconocemos todos. Pero cuando los jóvenes llegan a la edad de reclamar su sitio en esta sociedad que les ha apurado durante años, se dan cuenta que no hay tal lugar, no hay un rol significativo para ellos. ¿Quién les va a confiar alguna responsabilidad, si solo aprendieron a seguir instrucciones de otros, rendir cuentas a corto plazo para luego olvidarse, fingir interés en trabajos impuestos y esconder sus necesidades auténticas? Y los que han crecido con estrés, ¿cómo van a tener la fortaleza de soportar todas las presiones, tentaciones e inseguridades de un futuro incierto? Si ni en el presente somos capaces de prepararles ambientes adecuados a los niños y jóvenes, ¿cómo creemos poderles ayudar a ubicarse en aquel futuro desconocido?

(Boletín nº 21 de la Fundación Educativa Pestalozzi)

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2 comentarios en «EL NIÑO ESTRESADO ( I )»

  1. Jaja! Siempre que vengo a tu blog leo de nuevo esta viñeta.

    Describe tan bien a muchos de los niños que veo a mi alrededor!

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