Los medios de comunicación que tienden a invadir todos los ámbitos vitales son también un área de la vida moderna que ejerce presiones sobre niños y jóvenes acelerando su ritmo de vida.
“Es obvio que los medios de comunicación inundan al niño con la vida problemática de la sociedad que nos rodea. El ya no tiene que descifrar el lenguaje adulto para darse cuenta de qué están hablando; las imágenes no dejan duda alguna sobre los temas tratados. Gracias a la presencia de los medios de comunicación en los hogares, los niños imitan el lenguaje, el tono, las poses de los adultos . Este hecho nos hace creer que ellos son más adultos de lo que realmente son y que “saben tantas cosas”. Por lo tanto muchas veces juzgamos mal su madurez verdadera y los tratamos como si fueran casi adultos. Los mismos programas, las mismas propagandas hacen que todos quieran hacer y tener lo mismo. Se borran muchas diferencias individuales, causando una pérdida de identidad personal que debilita al individuo y hace buscar seguridad ficticia en la pertenencia a un grupo. Así se crean dependencias peligrosas y muchas expectativas de lo que pueda venir desde fuera”
Rebeca Wild (Fundación Educativa Pestalozzi) Boletín nº 21