La noche oscura en el homeschooling

«El amor es paciencia y perdón, es la alegría de los buenos momentos, como también la fortaleza de los instantes tristes y de incomprensión».

                     Eduardo Segura

Hace un tiempo escribí un ebook titulado 10 estrategias de supervivencia en el homeschooling. Después decidí sacarlo en un PDF retocándolo un poco y al final estoy escribiendo otro libro diferente, porque los años transcurridos me han dado otra visión del tema.

Como explico en la introducción del libro son muchas las familias que empiezan a hacer homeschooling, pero pocas las que perseveran a lo largo del tiempo. Sobre todo es difícil encontrar jóvenes y adolescentes educados en casa, al menos en España, que hay poca tradición aún de personas educadas en el hogar.

Hay muchas razones por las que tantas familias abandonan esta opción educativa, y hay una de la que no hablé en su día, y ahora siento que tengo que hacerlo y es precisamente cuando llega a tu homeschooling la noche oscura. 

Y llega. Siempre llega.

Puede ser cuestión de días, pero suele alargarse… incluso durante meses. Y son muchas las familias que cuando se internan en esta noche oscura sienten demasiado miedo, les aturde la desorientación y abandonan el camino. En esos momentos es importante no seguir caminando solos y pedir ayuda. Si vas solo y tu vela se apaga, se acabó… no puedes seguir avanzando porque no sabes por donde seguir, pero si alguien va a tu lado con su vela encendida podrá prender de nuevo la tuya y así seguir avanzando aunque sea despacio. El problema añadido es que puede ser difícil encontrar a esa persona que te ayude. Es como con la lactancia materna que a la primera dificultad el consejo bienintencionado de los demás suele ser abandonar y alimentar a tu bebé con leche artificial. 

Al principio el homeschooling es como el enamoramiento. Te adentras en una realidad que te deslumbra,  sientes que flotas, crees que vas a tener todo bajo control, que todo lo vas a hacer bien, que tus hijos estarán siempre dispuestos a aprender, que los recursos que les ofreces, los libros que les lees, los materiales que pones a su disposición serán bien acogidos, que tu vida de familia será un sueño. Es la ilusión de las primeras veces. Generalmente las familias empiezan con niños muy pequeños y esa es  una época agotadora físicamente pero llena de colores y de olores que te llenan el alma, a bebé, a leche, a bizcochos recién salidos del horno…. 

Pero eso no va a durar siempre, son los principios. Es lo que con frecuencia muestra Instagram con esa foto que capta quizá el único momento “perfecto” del día o de la semana. Y que seguramente tampoco ese momento fue perfecto porque nadie sabe lo que hay detrás de una foto bonita. De hecho la excesiva idealización de la vida en general, y del homeschooling en particular puede hacernos creer que hemos fracasado, cuando no necesariamente sea así.

El día a día de una madre que está en casa con sus hijos y no tiene ayuda, suele ser:

  • Solitario (por eso nos aferramos a las redes, a los blogs… para sobrellevar un poco esa soledad). Esos largos días solas criando, con sus largas noches.
  • Rutinaria. Hay una buena rutina, una rutina saludable, una rutina que nos ayuda, pero me refiero a esa rutina tediosa, apática, que nos paraliza la creatividad. Esa perniciosas rutina también se cuela, es inevitable. Hay que luchar contra ella pero eso requiere trabajo y coraje. Dice Tolkien a su hijo Christopher en una de sus numerosas cartas: “En mi caso el enemigo es la fatiga, el mero aburrimiento que me produce la monotonía”. 
  • Aspiramos a la Belleza pero a nuestro alrededor hay desorden, caos, polvo, calcetines sucios por todos los lados, platos sin lavar, ropa que doblar (porque lo de planchar ya es de otro nivel ja,ja,ja).
  • Anhelamos el Bien y ¿qué vemos?: Malas caras, quejas, desánimo, riñas, conflictos…
  • Luchamos por la Verdad pero se nos hace difícil descubrirla en la hecatombe de nuestra vida.
  • Queremos que nuestros hijos sientan entusiasmo y no muera en ellos el asombro, pero muchas veces  solo se asombran ante la luz de una pantalla.
  • ¡Hay tantos experimentos por hacer, museos que visitar, excursiones que hacer, libros que compartir, recetas que elaborar!, pero con el tiempo eso también agota, y solo de pensarlo te entra vértigo y prefieres seguir arrellanada en el sofá, dejando transcurrir los días.
  • ¿Y el futuro? ¿Y los títulos? ¡Más peso para la mochila! La responsabilidad pesa. El miedo al “fracaso” puede llegar a ser paralizante.
  • ¿Y qué pasa con esa mamá encantadora, alegre, siempre con una palabra de ánimo, siempre dispuesta a tirarse al suelo a jugar con los pequeños, a responder preguntas, a leer el mismo cuento de nuevo, a acompañar a los adolescentes con sus sueños? ¿en que se ha convertido esa mamá? La paciencia, siempre trabajando la paciencia…
  • Nos exigimos tanto que terminamos anquilosados al comprobar nuestra mediocridad. No podemos ser perfectos en todo. Cada persona tiene unos carismas, unas habilidades y a nuestros hijos les va a ser más útil que les transmitamos nuestro entusiasmo por la vida, que nuestros conocimientos. Nunca fue tan fácil como hoy día aprender lo que quieras, desde donde quieras y cuando quieras. 

Podría seguir… 

Entonces sentimos que la culpa de todo la tiene el homeschooling y que la solución a todos los problemas sería escolarizar.

Yo siempre os animo y me animo a perseverar 

¿Por qué? 

No se trata de cabezonería, sino de tenacidad. Se trata de ser fieles a nuestra vocación. En su día elegimos concienzudamente esta opción educativa, que como todo lo valioso no es fácil. Si nos aventuramos en esto fue precisamente porque teníamos unas sólidas razones. Volvamos a ellas, a los orígenes para inflamarnos de nuevo con la pasión con la que empezamos a dar los primeros pasos. 

Utilicemos toda nuestra creatividad para seguir siendo fieles cada día a esa llamada.

¿El fácil la vida en general? ¿Es fácil el matrimonio? ¿Es fácil la vida de familia? ¿Es fácil asumir la educación de tus hijos? ¿Es fácil criar? ¿Es fácil la adolescencia? ¿Es fácil la vejez? ¿Es fácil enfrentarse a la enfermedad? ¿A la muerte?

No hay nada fácil en esta vida, al menos nada duradero, nada valioso, nada importante. Si somos fieles y seguimos dándolo todo nos vamos a sorprender porque después de cada una de  esas noches oscuras volverá a amanecer.

«Nuestra tarea es difícil hasta el milagro, pero nosotros creemos en el milagro».

 

            Paloma

Hola

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5 comentarios en «La noche oscura en el homeschooling»

  1. Hola Paloma:
    Estoy descubriendo tu blog. Todo un placer.

    Nosotros hace 6 años que hacemos homeschooling, con un estilo o método muy afín al de Charlotte Mason. Somos cristianos y en el homeschooling hemos encontrado un apoyo a la vida en la fe y los valores cristianos. Nunca sabré cómo hubiera sido nuestra vida sin el homeschooling, porque este es el camino que escogimos y nos encanta. Yo creo que nuestra vida no sería tan bonita si no fuera por Jesús y por el homeschooling. Mi hijo va a cumplir 12 años enseguida, y la pequeña, 10. Les encanta aprender, sobre todo acompañados por mí o por su papi. Yo fui una muy buena estudiante que pasaba mucho tiempo sola en mi habitación. No conocí una vida en familia tan bonita como la que tengo con mi marido y mis hijos. A veces me parece que vivimos en otro planeta, tan unidos, estudiando a gusto, viajando, cuidando los animales y la casa juntos, cantando alabanzas, leyendo devocionales juntos (y con gusto), haciendo todo juntos… Que dure, y, sobre todo, que su fe sincera y su buen corazón sigan relucientes, que es lo más importante en la vida.

    Tu blog es un remanso de paz y amor. Se intuye la fe, y para mí es de agradecer. Cosas de la fe… cuando leo o menciono a Jesús, algo se ilumina en mi interior.

    Gracias por compartir y abrir tu corazón.

    Tengo una pregunta: ¿conoces alguna familia cristiana y homeschooler que además sea afín a las ideas pedagógicas de Charlotte Mason? Me encantaría compartir nuestras experiencias con ellos.

    Seguiré leyéndote.

    Un abrazo,
    Ainhoa

    1. Hola Ainhoa. Muchas gracias por tu comentario. Hace unos días decidí dejar Instagram (dedicarle muy poco tiempo) y retornar al blog. Y me he alegrado al ver un comentario largo… nada que ver con el “me gusta” de las redes o cuatro emoticonos…
      Coincido contigo en que después de tantossss años dedicada a mi familia no puedo imaginar una vida más enriquecedora a todos los niveles como esta que elegimos en su día.
      Nosotros somos católicos y en breve vamos a crear un grupo de familias católicas homeschoolers pues hay una gran demanda. Me lo llevan pidiendo mucho tiempo y lo haré en cuanto pueda.
      Si sois cristianos hay un grupo que formó Esther Quiles que es también una madre homeschooler, que justo este año ha terminado esta faceta pues sus hijos ya son mayores, pero que tiene mucha experiencia y me imagino seguirá con el grupo.
      Dime por privado qué te interesa y con gusto te pongo en mi grupo o en de Esther. Te dejo mi correo: nazcaurpi@hotmail.com

    2. Hola Ainhoa! Soy Cristiana y hago homeschooling también muy afín a Charlotte Mason. Tengo adolescentes desde este año. Me gustaría contactar contigo.

      1. ¡Ay! Qué emoción…
        Tengo que ver cómo recibir notificaciones de que alguien ha respondido a algún comentario.
        Acabamos de llegar de una de esas vacaciones en temporada baja, un privilegio para los homeschoolers, como menciona Paloma por aquí, a la Dordoña francesa, y me encuentro con estos dos regalos, estos dos mensajes.

        Gracias Paloma, por hacer de vínculo. Y por todo lo demás que ofreces en el blog.
        Contactaré a Fanny y a Esther a través de ti, y seguimos en contacto por aquí también…

        Un abrazo

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