Luces y sombras del homeschooling II: Si piden ser escolarizados…

«Al
entrar en la familia por el nacimiento entramos de verdad en un mundo
incalculable, en un mundo que tiene sus leyes propias y extrañas, en
un mundo que podría muy bien continuar su curso sin nosotros, en un
mundo que no hemos fabricado nosotros. En otras palabras, cuando
entramos en la familia entramos en un cuento de hadas».

G. K.
Chesterton

Pienso
que la causa principal de que los niños sean escolarizados años
antes de comenzar la universidad, es precisamente que en algún
momento de sus vidas ellos mismos demanden ir al colegio o al
instituto. Eso es lo que le ocurre a un porcentaje muy elevado de
familias homeschoolers.
Os
cuento mi punto de vista al respecto, que por cierto ha pasado del
blanco al negro con el paso de los años.
Yo
siempre digo que el homeschooling me eligió a mí y
no al revés. Yo no pretendía educar a mis hijos en casa, yo solo
aspiraba a ser una madre «normal» que cada día despierta
a sus niños, los viste, les prepara el bocadillo para el recreo, los
lleva al colegio, luego los recoge, les ayuda a hacer los deberes y
va cada Navidad a ver la función de teatro que sus retoños han
ensayado durante meses. Yo empecé a hacer homeschooling porque
mi niño mayor no quería ir al colegio y buscando el centro ideal en
el que respetaran sus ritmos,  le dejasen ser él mismo, 
le permitieran pasar mucho tiempo en contacto con la naturaleza y le
mostrasen los valores que yo quería transmitirle, llegué a la
conclusión de que todo eso que buscaba fuera ya lo tenía delante de
mis ojos: ¡¡¡estaba en mi propio hogar!!! Y así…la vida nos
llevó a la educación en familia con todas sus ventajas e
inconvenientes. Con sus luces y sus sombras.
Cuando
mis hijos eran muy pequeños yo seguía anhelando vivir mi vida,
añorando de una manera pueril mi vida de antes de ser madre,
alejarme de las rutinas del hogar siquiera unas horas, y cada otoño
les preguntaba si querían ir al colegio y cada otoño mis hijos me
miraban como si estuviera loca y me respondían con un rotundo «no».
Imaginaos
cuatro niños seguidos, viviendo en el campo, jugando desde que se
levantaban cada mañana hasta el anochecer. Jornadas enteras en plena
naturaleza, trepando a los árboles, construyendo cabañas, haciendo
presas. A última hora reunidos
  alrededor del calor de la
chimenea para leer cuentos de hadas hasta que se iban quedando
dormidos agotados. 
¡¡¡Agotados de jugar, agotados de ser niños!!! ¡¡¡No extenuados por tener agendas más saturadas que las de muchos ministros!!! 
Días de invierno llenos de manualidades,
experimentos, recetas deliciosas en una cocina siempre bullendo de
frenética actividad.
¿Qué
niño en esas condiciones iba a pedir ser escolarizado? De hecho es
bastante infrecuente que demanden ir al colegio cuando son pequeños.
Al
mío de cuatro años de vez en cuando le preguntan por el «cole» en
la calle y se queda con cara de «pocker», primero porque no
sabe ni qué es el colegio y segundo porque ¿para qué iba a querer
estar en un lugar diferente a su casa? Su casa… dónde están sus
padres, sus hermanos, sus juguetes, su vida entera.
El
hecho de que hayamos llegado tan lejos en la educación en familia ha
sido fruto de las circunstancias, jamás en la vida habría imaginado
compartir mi día a día con semejantes «tiarrones» como
los que tengo ahora mismo ja,ja,ja.
Pero
con el paso del tiempo he logrado enamorarme de esta opción
educativa ya que a pesar de lo dificultoso de la misma, la balanza se
inclina favorablemente del lado de las ventajas. Viendo a mis hijos
mayores pienso que que todos los esfuerzos han merecido la pena y que
de ser viable considero muy bueno que sigan en casa hasta la
universidad o la incorporación al mundo laboral. Hay algunos que
incluso se apuntan a años sabáticos o al “homeschooling superior”
que inventó el hijo de Marvan.
Pero
¿Qué hacer si un chico de pongamos quince años pide ser
escolarizado?
Pues
al estilo de mi amiga Marvan yo respondería: ¡¡¡depende!!!
Al
principio del post decía que había cambiado en mi
manera de abordar esta cuestión y voy a intentar explicar el por
qué. Cuando mis hijos eran pequeños yo pensaba que ellos debían
tener la última palabra, quizá porque intimamente estaba deseando
que dijesen que querían ir al colegio. Pasados los años creo que
hay cuestiones en las que por supuesto hemos de considerar la opinión
de nuestros hijos pero para tomar una decisión hay que sopesar
muchos factores y por supuesto la  última palabra debe ser la de
los padres. 
Es
de sentido común, sentido por cierto que está en peligro de
extinción. 
Hace
muchos años conocí a una niña de quince años que quería ir al
instituto porque tenía claro la carrera que pretendía estudiar y no
quería perder tiempo homologando títulos obtenidos en el extranjero
o presentándose a pruebas libres. En ese caso considero que las
demandas de la niña para ser escolarizada eran lógicas y desde
luego si alguno de mis hijos me plantease seriamente algo así no
dudaría en escolarizarlo.
Pero
en la mayoría de las ocasiones el hecho de querer ir al instituto
obedece más bien al deseo de muchos adolescentes de ser como los
demás y de estar con chicos y chicas de su edad. Pocos conozco yo
que realmente les mueva el anhelo de sabiduría y más hoy día que
prácticamente todo saber está al alcance de nuestra mano.
Es
una necesidad auténtica y legítima de todo ser humano el querer
estar con semejantes pero recordemos que la escuela es un invento muy
moderno y el hombre desde que es hombre ha socializado.
Lo
primero que habría que valorar en cómo iba a afectar al resto de la
familia (puede ser un poco caótico simultanear los horarios
escolares con el homeschooling) y además hacerle ver que
al instituto se va a estudiar, o sea que esa socialización con
iguales no tiene nada que ver con la de los fines de semana o las
vacaciones que suele darse con amigos que tienen estilos de vida y
valores semejantes. Ir al instituto no es lo mismo que ir a una
excursión a la montaña con un grupo de amiguetes o a una fiesta de
cumpleaños.
Obviamente
como padres hemos de procurar que los niños educados en familia
tengan muchas oportunidades de relacionarse con personas que no
pertenecen al ámbito familiar. Y llegada la adolescencia si queremos
que sean felices hemos de facilitarles muchas y ricas oportunidades para
compartir con chavales de su edad en actividades deportivas,
culturales, religiosas, voluntariados.
Hay
que estar siempre pendientes de lo que necesitan nuestros hijos para
que se desarrollen correctamente e intentar satisfacer todas sus
necesidades auténticas, que cada edad tiene las suyas. Si creemos en
el homeschooling tenemos que pelear por ello, habrá
épocas en las que todo fluya y seamos felices como perdices y en
otras ocasiones habrá que luchar contra viento y marea para que la
casa no se derrumbe y para ello es importante que esté construida
sobre roca firme.
Y
con los jóvenes hay que tener mucha mano derecha. Os dejo con un
sensato consejo de la literatura castellana medieval que aparece
en El Conde Lucanor de Don Juan Manuel. Lectura por
cierto muy recomendable para estos días lluviosos de Abril.
«Vos,
señor conde, pues habéis criado a ese mancebo y queréis llevarlo
por el buen camino, buscad el modo de que con buenas palabras y con
buenos ejemplos entienda cómo debe ocuparse de sus asuntos; pero
nunca lo intentéis con insultos o castigos, pensando que así
podréis corregirlo, porque es tal la condición de los jóvenes que
en seguida aborrecen a quien los atosiga con recomendaciones (…) Si
os portáis duramente con él, nacerá entre los dos tanta antipatía
que solo os reportará perjuicios en adelante».


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6 comentarios en «Luces y sombras del homeschooling II: Si piden ser escolarizados…»

  1. Amén, amén y amén. Lo susucribo todo!!! Un placer leerte como siempre, sensatez por todos los costados. Tus hijos son unos amores y prueba muy clara de que han recibido una educación de calidad, sin estrés, dejándoles crecer a sus ritmo y según lo que conviene a cada edad, en contacto con el medio natural, sin presión de los pares, y…libres!!!
    Gracias Paloma de nuevo!!

  2. Se agradece esta entrada porque es algo que puede pasar y va bien tenerlo en cuenta.
    Creo que hay que pensarlo mucho y averiguar que hay detrás de esa petición porque tal como están las cosas no es tan fácil entrar, probar y luego salir si no es lo que pensabas.
    Mi hijo ha dicho algún día que quiere ir al instituto, pero ya mismo, jeje, después de ver alguna serie americana de esas de adolescentes geniales a los que les pasan grandes aventuras en las horas de clase. Pero claro, nada que ver con la realidad. La flexibilidad de actividades que tenemos en casa nunca la va a tener en un colegio.

  3. Me encanta la sensatez de tus textos.Muy acertada y profunda…sin salir de la realidad de que el homeschool tiene altos y bajos y compromete toda la familia. Me hace recuerdo del texto biblico: cordón de tres dobles no se rompe fácil .

  4. Plagio Plagio!!! Me has copiado el "depende" jajaja!!!
    Menos mal que hoy he cogido un rato para ponerme al dia con algunas lecturas homeschoolers que no me quiero perder. Ha sido todo un placer leer otra de tantas entradas enriquecedoras tuyas. Y esto que nosotros ya prácticamente estamos fuera de todo esto. Sigue siendo un placer leerte!
    Decirte que nosotros vamos bien. Si tienes alguno que elige el homeschooling superior, agarrate!! Porque es de vértigo total !! Me hace una gracia tremenda ahora haberme preocupado por el homeschooling de secundaria jajaja. Aquello era facilísimo jajaja!!! A ver si un dia de estos me pongo a escribir un update!

  5. Ahí Marvan qué susto me has dado, cuando leo: ¡¡¡plagio, plagio!!! después de lo del post censurado me he quedado traumatizada ja,ja,ja…
    Pues yo creo que el mayor está en plan homeschooling superior. Yo le veo feliz, así de año sabático y dejando fluir la vida. Pero yo cualquier día doy el pepinazo ja,ja,ja…Esto es mortal.

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