Yo no se que tienen las velas, siempre me han gustado, pero desde que se fue Kai “necesito” tener siempre una velita encendida en nuestro “altar”. Cuando estaba embarazada también lo hacía, era una manera de decirle que esta era su casa, que podía nacer aquí si quería…pero ahora no tiene ninguna intención, me ayuda y ya está…el dolor es caprichoso…
En Navidad estuvimos en Covadonga donde lucían cientos de velones, allí los niños pasaban largos ratos salvando aquellas que el viento había apagado.
Hola Paloma…
Las últimas vacaciones que pasamos con Ludmila fueron en Covadonga.
Yo también necesito tener siempre una vela encendida, de hecho vengo de comprar unas de color fucsia; leí que era el color del amor incondicional, el preferido de mi hija. A veces también las compro blancas.
Velas y flores que hoy son también de color rosa: dos gerberas preciosas.
Es bueno buscar; cuando lo hacemos es porque sentimos la necesidad de conseguir algo.
Eso es la esperanza: buscar, buscar y encontrar.
Me apunto también tu blog, ya que yo también busco.
Otro abrazo para tí.