Vivir sin tele

En el libro “La voz de los niños” de Katrina Kenison hay un capítulo dedicado a la televisión.
En un momento de sus vidas su esposo y ella decidieron que en lugar de discutir con sus hijos cuánta televisión podían ver, apagarían la tele de una vez por todas. Aunque reconoce que actualmente ni siquiera piensan en ella, hace una serie de reflexiones que me parecen muy interesantes:
“Muchos padres y madres se sienten impotentes para hacer buenas elecciones, pues les parece que el empuje de los medios es más fuerte que ellos. ¿Cómo podemos proteger a nuestros niños del implacable despliegue de violencia, sexo, ruido humor inapropiado y propaganda, en un mundo dirigido por los medios de comunicación y que ya se encuentra saturado de sus sonidos e imágenes? ¿Cómo van nuestros hijos a ofrecer resistencia a estas influencias si no logramos ofrecerla nosotros? ¿Cómo puede ocurrir que, en una sociedad en que la mayoría carece de tiempo, estemos deseosos de entregar el tiempo que tenemos a nuestros televisores?

“Antes, los padres, la familia extensa y la comunidad transferían sus valores a la nueva generación. Hoy en día son los medios de comunicación los que educan a muchos niños. Los personajes de la televisión les dicen qué deben comprar, cómo deben vestirse, qué deben comer, cómo deben hablar, a qué deben aspirar, qué deben amar y qué despreciar. En vista del poder y la omnipresencia de la televisión y los medios en nuestras vidas, no resulta sorprendente que tantos padres se sientan impotentes o hayan perdido la confianza en su capacidad para poner límites y educar a sus propios hijos”

“Una vez que la pantalla del televisor se hubo oscurecido, las demás cosas de la vida se volvieron más brillantes”

“En nuestra casa, al eliminar la televisión hicimos sitio para las cosas que de verdad nos importan. De hecho, no me parece que exagero al decir que la acción más importante que realizamos mi marido y yo para fomentar la creatividad, el juego imaginativo y el criterio de nuestros hijos fue apagar el televisor…..Hemos descubierto que la ausencia de televisíón significa:
– Más tiempo para la música.
– Más tiempo para leer.
– Más tiempo para el arte.
– Más tiempo para jugar.
– Más compasión. La televisión nos transforma en mirones saturados. Cuando se nos bombardea con violencia, sexo y catástrofes, no tenemos más remedio que insensibilizarnos con relación a las imágenes que nos arrojan. Al eliminar de nuestras vidas el flujo diario de información sensorial, nuestros sentidos parecen afilarse. Nuestros hijos experimentan la vida de forma más plena y la sienten con más profundidad, tanto en lo que tiene de bello cuanto de triste.
– Más tiempo para los demás.
Más tiempo para vivir.

“Cuando consideramos el hogar como un refugio en un mundo febril, percibimos la televisión cada vez más como una intrusa que roba de nuestra casa la vida y el sentido, hurta nuestro tiempo y se alimenta de nuestras almas”

“Cuando se apaga el televisor, empieza la vida”

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6 comentarios en «Vivir sin tele»

  1. Y anda que no es verdad eso, y además recortamos gastos inutiles en casa. matamos dos pajaros de un tiro como se dice por aca abajo.
    Un abrazo, besitos para la familia.

  2. Doy fe de que vivir sin tele es una bendición. Hace poco en un encuentro con algunas familias nos preguntaban a mi marido y a mí ¿qué hacéis con los niños? ¿cómo los educáis? pues estaban asombrados de su comportamiento.
    Nosotros repondíamos que hacíamos lo que podíamos (qué no es poco) Luego surgió el tema de la tele, no se como…y al decir que no teníamos televisión…todos dijeron: ¡¡¡¡Eso es, no tienen tele, cómo se nota!!!
    Yo siempre digo que es meter al "enemigo" en casa y hay personas que se escandalizan, pero es así….
    De hecho a la mayoría de las personas que aparecen en la pantalla, jamás les invitaríamos a cenar…por su comportamiento grosero, sus maneras de hablar o de pensar (por no decir otra cosa)

    Besitos guapa.

  3. Gracias por esta reflexión que quizá muchas veces hemos hecho a la ligera, pero que en verdad debemos hacer realidad en nuestros hogares, donde el rey parece que es la tv y otros electrodomésticos.
    Bendiciones.

  4. No me conformé con la parte de la televisión y me hice con el libro. Lo leí del tirón. Es como un pequeño remanso de paz en este mundo de locos, un poco de luz se agradece, así que:
    Muchísimas gracias.
    Mercedes de Toledo

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