El bebé humano nace prematuramente con respecto a los demás mamíferos. Podemos considerar que tiene nueve meses de gestación intrauterina y luego nueve meses de gestación extrauterina. Es decir, hasta los nueve meses de edad no tiene un desarrollo similar al de los otros mamíferos a pocos días de haber nacido (posibilidad de desplazamiento, por ejemplo).
Durante los primeros nueve meses de vida extrauterina, las necesidades básicas de los bebés son en esencia parecidas a las que eran satisfechas con comodidad en el vientre de sus madres, a saber: comunicación, contacto y alimentación permanente.
COMUNICACIÓN: Un bebé se constituye en ser humano en la medida en que está en total comunicación con el otro, preferentemente su mamá. “Todo el tiempo” de brazos, calor, cobijo, movimiento, ritmo.
CONTACTO: El bebé debería estar en brazos de su madre o de algún sustituto la mayor parte del tiempo, “sostenido”, tocado, incluso “apretado” como de hecho estaba en el útero de la madre. Esto le permite estar en contacto permanente, con otro cuerpo que delimita su propio cuerpo, que lo balancea, lo acuna, le canta y lo contiene.
ALIMENTACIÓN PERMANENTE: Al igual que en el útero, la necesidad de alimento es casi constante. La posibilidad de succionar, ingerir y satisfacer el hambre debería estar disponible cada vez que el bebé lo requiera.
Somos una sociedad en extremo violenta con nuestra cría. Insistimos en desatender los reclamos naturales de los bebés que dependen en forma exclusiva de los cuidados de los adultos. Un bebé humano no tiene ninguna autonomía con su cuerpo. Por lo tanto, están a merced de nuestras caprichosas ideas modernas.
Si un bebé padece la ausencia de una necesidad básica, crecerá reclamando eternamente eso que no obtuvo. Cuando un bebé es respetado en sus necesidades, luego traspasa y evoluciona. En la medida en que su seguridad interior sea fuerte, más valor y ansias tendrá de explorar el mundo externo.
Recordemos que nadie pide lo que no necesita.
Laura Gutman LA MATERNIDAD Y EL ENCUENTRO CON LA PROPIA SOMBRA