Frecuentemente los defensores de la televisión suelen argumentar cualquier cosa para tratar de rescatar la tele. !Sin ella no sabemos lo que pasa en el mundo! !Estaríamos desconectados de nuestra sociedad moderna! ! Y no nos olvidemos de las películas culturales!
Las películas culturales no dejan de ser un sustituto muy distorsionado de la realidad, sobre todo para un niño que todavía carece de estructuras seguras para comprenderla. ¿Dónde en la naturaleza oímos por ejemplo música clásica o explicaciones dadas con una voz melodiosa, cuando ponemos pie en la playa o en la selva amazónica? ¿Cuándo se nos presentan de golpe cantidades de animales salvajes apenas entramos en la estepa africana o multitud de peces exóticos apenas nos metemos a bucear en el mar? La vida real es siempre lenta (que nos lo digan a nosotros con el huerto…) y requiere de paciencia para descubrir sus secretos. Los programas culturales, en cambio, nos dan la sensación de “haberlo visto todo” sin siquiera salir de casa y así disminuyen la respuesta del niño a los estímulos naturales, tal como se presentan en la realidad. Lo vuelven impaciente cuando algo requiere esfuerzo; aburrido cuando las cosas no vienen de afuera, sino hay que hacérselas uno mismo, con iniciativa, imaginación y esfuerzos propios.
Para que desarrolle bien el niño tiene que moverse, tiene que manipular objetos, desenvolverse en situaciones concretas. Tiene que comentar lo que realmente está haciendo, no solo repetir lo que oye decir a otros.
Las películas culturales no dejan de ser un sustituto muy distorsionado de la realidad, sobre todo para un niño que todavía carece de estructuras seguras para comprenderla. ¿Dónde en la naturaleza oímos por ejemplo música clásica o explicaciones dadas con una voz melodiosa, cuando ponemos pie en la playa o en la selva amazónica? ¿Cuándo se nos presentan de golpe cantidades de animales salvajes apenas entramos en la estepa africana o multitud de peces exóticos apenas nos metemos a bucear en el mar? La vida real es siempre lenta (que nos lo digan a nosotros con el huerto…) y requiere de paciencia para descubrir sus secretos. Los programas culturales, en cambio, nos dan la sensación de “haberlo visto todo” sin siquiera salir de casa y así disminuyen la respuesta del niño a los estímulos naturales, tal como se presentan en la realidad. Lo vuelven impaciente cuando algo requiere esfuerzo; aburrido cuando las cosas no vienen de afuera, sino hay que hacérselas uno mismo, con iniciativa, imaginación y esfuerzos propios.
Para que desarrolle bien el niño tiene que moverse, tiene que manipular objetos, desenvolverse en situaciones concretas. Tiene que comentar lo que realmente está haciendo, no solo repetir lo que oye decir a otros.
Esta combinación compleja de sus experiencias vitales, sobre todo el decir lo que hace, produce imágenes en el hemisferio derecho que sirven de material para un razonamiento creativo. Pero el niño frente a la tele no hace nada concreto. Se llena de palabras e imágenes ajenas que ya son hechas por otros y así pierde muchas oportunidades para madurar dentro de si estructuras confiables a la realidad. Se acostumbra a vivir de sustitutos que vienen de fuera, manteniendo la ilusión de estar viviendo “pleno”, mientras que la vida real pasa a su lado, desapercibida.
!Cuantas oportunidades perdidas de compartir experiencias reales, de prestarnos atención, de escucharnos, de compartir alegrías y penas reales, de tomar responsabilidades concretas por culpa de ese cajoncito iluminado sin el cual se cree que ya no se puede vivir adecuadamente en nuestra sociedad de progreso!
(Boletín nº20 de la Fundación educativa Pestalozzi. Rebeca Wild)
Muy interesante y cierto el comentario que publicas,en esta fase de limpieza que estamos viviendo ya noto los beneficios de vivir sin la tele,sin embargo C,sigue enganchado a Peter Gabriel!! asì que tendrè que ir sacandolo de a poco.Pero por suerte no es adicto porque ahora que ya no disponemos de los canales no se ha dado cuenta,para el no ha sucedido nada y eso para mi es buena señal,que siempre hayan cosas mucho màs interesante que hacer,un abrazo
La verdad es que para los padres es mucho más complicado, pues con la tele se quedan como “tontos”, pero creo que es un trabajo que merece la pena. Debemos protegerles sobre todo ahora que son tan pequeñitos, más adelante Dios dirá….Conozco una familia que no tenía tele y cuando sus hijos fueron adolescentes, la tuvieron que poner. No obstante esos niños creo que eran bastante selectivos y cuando se les pasó la euforia de la novedad, volvieron a vivir como antes. Yo ahora que llevo años viviendo sin la televisión me pregunto de donde saca la gente el tiempo para verla y a mi me pregunta la gente de donde saco el tiempo para hacer otras cosas, como tener todo el día en casa tres niños, ja, ja,ja…Todo en la vida es cuestión de prioridades, si tu prioridad es ver la tele sacarás el tiempo de donde sea y se lo robarás a tu familia a tu sueño, a la lectura etc… Mis prioridades, ahora van por otros derroteros. Un beso y enhorabuena por la “limpieza”.
Hemos aprendido algo primordial,
Algo que a los niños les hace mucho mal,
Y eso es que en el mundo no haya nada peor
Que sentarles ante un televisor.
De hecho sería muy recomendable
Suprimir del todo ese trasto abominable.
¿Para que le sirve a su hijo este invento?
¡Le pudre todas las ideas!
¡Mata su imaginación!
¡Hace que en nada, nada crea!
¡Destruye toda su ilusión!
Su pobre mente se transforma
En un inútil reflector
Con ver figuras se conforma,
¡No sueña, ni evoca, ni piensa, señor!
Fragmento de “Charlie y la fábrica de chocolate”
¡¡¡¡Qué bonito María!!!!! Me la copio, mil gracias. Muak..