“No temas amar”, dice el poeta y maestro zen Thich Nhat Hanh.“Sin amor la vida es imposible… sin amor, un niño no puede florecer, un adulto no puede madurar. Sin amor, nos debilitamos, nos marchitamos. Nuestros hijos han llegado a nuestro mundo para enseñarnos a amar otra vez. Si prestamos atención, podemos ver cómo nos invitan, en todo momento, a profundizar, crecer y abrirnos. De hecho, nos dan oportunidad (a menudo, sin otra opción) de cultivar todas las grandes habilidades que integran la práctica espiritual, como la amabilidad, la solidaridad, la compasión y el perdón. En muchas sociedades indígenas, la comunidad considera a los niños como perfectos maestros que llegan mediante los cuerpos de sus padres, pero que pertenecen a la comunidad entera. Esta postura es intrínseca a las culturas que creen que todos vienen a esta vida con un propósito. Por lo tanto, es responsabilidad de la gente de esa comunidad, alimentar, respetar y honrar a cada niño; ser los guardianes del viaje de su alma.”
Fragmento del libro “Dando la Bienvenida al Alma del Niño” de Jill E. Hopkins
Publicado en el blog KEBUSCAS
Me encantó! eso aprendi de la mano de Eliana, me emocioné al leerlo… yo lo siento tal cual!
Gracias por compartirlo…ademas se ve en tu familia lo que dice el fragmento 🙂 A ver si condigo el libro… tengo una lista asiii de libros… por cual empiezo? 🙂
Besos!!!
Es muy bonito. Que pena que en occidente le demos tan poca importancia al amor, lo desvaloramos, intentamos comprenderlo ‘científicamente’ en vez de sentirlo, vivirlo y dejarlo ser en todo su esplendor.
Así, nada más nacer, separan a las madres de sus hijos, predicando que la leche artificial es igual de buena, perdiendo la magia, la fusión, lo que nos hace ser completos y amar sin control!
un beso y gracias