Un madroño en el jardín

Durante estos meses pasados, he conocido algunas personas extraordinarias, una de ellas es María, una chica argentina (la existencia de nuestro hijo pequeño, ha estado desde el principio, curiosamente ligada a Argentina) que nos ha acompañado desde la distancia y ha estado en los días difíciles del embarazo y ahora en el tiempo del duelo… cerquita, cerquita. Antes de que naciese nuestro hijo, ya habíamos decidido que ella sería su madrina, aunque tal vez nunca se conociesen (por la distancia)
Ayer recibimos un paquete suyo, dentro del cual había regalitos preciosos para todos los miembros de nuestra familia y mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que había un sobrecito en el que ponía Kai. ¡¡¡¡Quedé muda porque nunca se me habría ocurrido regalarle nada “material” a un ángel!!!! Pero es que debo ser un poco limitada pues es posible…
Dentro del sobre había tierra, que ella misma había recogido en un Campito de su país donde se producen apariciones de María: “Todo el campito es lugar santo y bendito” y ahora hay un poquito de él en nuestro jardín pues los chicos y yo hemos esparcido la tierrita alrededor del árbol que plantamos encima de sus cenizas. Me emocionó mucho y a la vez me hizo reír, pensando en la ocurrencia de enviar “tierra” desde la mismísima Argentina y volví a confirmar que tengo una excelente intuición que me hace rodearme (aunque se virtualmente) de personas maravillosamente “locas” porque parafraseando a Jack Kerouac:
“… la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un “Ahhh!!!”

Árbol debajo del cual reposan las cenizas de KaiAhora más que nunca “paso” de los cenizos, de los amargados, de los tristes, de esas personas con cara de vinagre que van por la vida sufriendo y haciendo sufrir sin ton ni son….En un momento así no me puedo permitir cerca personas que me quiten la poca energía que tengo, ya que como dice Mercé Castro se trata de sobrevivir…
En un momento de iluminación y volviendo al tema de este post, he recordado la arena de unas dunas de las islas Canarias que recogimos hace años y teníamos metidas en un frasco de cristal “para”….Hasta ahora no habíamos encontrado el “para” y ayer la lucecita se iluminó y me dije ¡¡¡pues para Kai!!!! Y seguí pensando, je,je..y me dije que podríamos hacer lo mismo cada vez que fuésemos a algún lugar lindo, que significase algo para nosotros…y me encanta la idea y me siento bien, pues es una manera más de que nuestro niño siga ocupando el sitio que le corresponde en la familia…No va a acompañarnos físicamente en nuestros viajes, pero ¡¡¡nosotros le llevaremos, de vez en cuando, un pedacito de tierra a su cielo!!!

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