Es un poco largo, pero creo merece la pena colgar este discurso de Tonnucci….
En la jornada de cierre del “Seminario sobre transformación Educativa y Pedagógica 2007”, organizado por el IDEP – Instituto para la Investigación Educativa y el desarrollo pedagógico de Bogotá – y la Secretaria de Educación de Bogota, asistió como invitado especial el importante pedagogo italiano Francesco Tonnucci, quien hizo su ponencia sobre el tema “¿Qué es la Escuela?” a partir de un paralelo entre dos definiciones coherentes pero con enfoques totalmente distintos. Estas fueron sus palabras:
“Hemos reflexionamos sobre lo que significa para nosotros qué es un niño o una niña. Hoy hablaremos sobre qué es una Escuela y para dar algunos elementos que nos pongan en contexto, diremos que una posible definición es la “curva azul”, que es pensar el niño como alguien que nace pequeño, que se queda así por muchos años y explota entre los 6 y 8 años cuando llega a “la edad de la razón”. La curva dice que todo lo importante ocurre después y que el niño vale por lo que será: el futuro vale, el presente poco, por lo cual tenemos que protegerlo hoy para que mañana sea similar a nosotros. “Esta curva produce una Escuela infantil coherente donde se piensa que el niño debe pasar el tiempo sin daños, por lo que tenemos que ofrecerle propuestas tontas, repetición de actividades, como pegar granos de arroz coloreados, que a los niños les gusta tanto, y así pasan el tiempo. Esto es todo lo que sabemos de la Escuela que hemos vivido de pequeños, han vivido mis hijos y lamentablemente mi nieto; la situación está cambiando pero con lentitud.“Sabemos que esta curva está equivocada, la ciencia nos dice que la curva debería ser otra en la que la explosión no es a los 6 u 8 años sino al momento de nacer o antes. Esta curva dice que al contrario, el niño sabe desde el principio todo lo que necesita para vivir, lo cual es mucho, y que en los primeros años de vida construye los cimientos de todo lo que ocurrirá después. Los cimientos son importantes así como lo que ocurrirá luego, pero claro que si no existen cimientos no se construye nada en adelante. “Los autores importantes sobre desarrollo del niño nos dicen que antes de que un niño inicie su vida escolar la mayor parte de sus potencialidades ya se han desarrollado, si no ha ocurrido esto es muy difícil que este niño pueda seguir desarrollándose adecuadamente en la educación formal. Esto significa que el niño tiene una importancia en el hoy mientras es niño y no en el futuro. Esta curva también produce una Escuela rica, que ofrece muchas ocasiones, muchas propuestas y oportunidades a los niños y niñas.“Sobre la pregunta de hoy “¿Es posible una Escuela con ojos de niño?”, si pienso en mi nieto, la respuesta inmediata es que para hacerla a medida de los niños y niñas tenemos que cerrarla. Esto piensa mi nieto y no es exactamente mi pensamiento. Creo que es verdad que frecuentemente hoy la Escuela es vivida por niñas y niños como ajena, como si fueran invitados a participar en “nuestra Escuela” y no en “su Escuela” y por esto sigue siendo obligatoria. Es difícil que una cosa obligatoria sea del gusto de las personas que la viven. “Una anécdota simpática que recogí de una maestra del norte de Italia es sobre un niño gitano que llegó a la Escuela después de que ésta inició. Los gitanos son nómadas aún, por lo que van de una ciudad a otra, y por ley tienen derecho a entrar a las Escuelas cuando llegan. La maestra presentó a los compañeros con el niño y luego dijo al niño que podía sentarse. El respondió “pero no estoy cansado, ¿por qué sentarme?”. Esto toca un aspecto que para nosotros es obvio: los niños en la Escuela se quedan sentados. Pero pensemos que para un niño o una niña esto es sumamente innatural, ellos deben y quieren moverse y nosotros también y nos parece lo más normal del mundo pedirles que se queden sentando 3 o 4 horas en una silla. Una de las últimas viñetas que dibujé era sobre una maestra que dice “No entiendo por qué estos chicos después de unas horas salen nerviosos”.“Aquí hay un tema profundo que toco superficialmente, es el conflicto entre Educación e Infancia. Estamos viviendo en estos años un interés muy fuerte de nuestras sociedades, políticas y administraciones sobre el tema Educación. Se invierte mucho en Educación, se preparan leyes nuevas, se transforma la Educación y creo que muchas veces nos olvidamos de la Infancia. Esto es un tema delicado. ¿Qué significa este conflicto? El niño en educación esta moviéndose hacia su futuro. Es el niño que vale por su futuro, lo que en alguna manera corresponde a la primera curva y ¿quién es modelo de su futuro? Nosotros: sus padres en la familia y los maestros en la Escuela y claro que la sospecha de que este sea un proyecto conservador es posible, porque si los modelos de mañana somos los “nosotros” de hoy o de ayer, algunas dudas surgen. “Por el contrario, la Infancia es la experiencia, la vida, el conocimiento de un niño cada día de su vida. Cada día es sí mismo y profundamente distinto de sus padres. Tener en cuenta la Infancia significa tener en cuenta la diversidad y, al contrario, educarlo es acercarlo a nosotros. El niño o la niña de mañana es igual a nosotros, o mucho más fácil: el de hoy es un misterio. Lamentablemente, para llegar a ser grande parece que hay que olvidarse de la infancia, por lo que es tan difícil para nosotros entender a los niños y las niñas. “Vamos más cerca del tema de la Escuela y vemos como estas dos interpretaciones de la Infancia producen dos modelos escolares coherentes. El primero dice que el niño no sabe y por eso viene a la Escuela, para aprender de quien sabe. El maestro es quien sabe y va a la Escuela a enseñar a los que no. Sé que la siguiente definición es muy antigua e impropia pero me parece coherente con este modelo: La inteligencia es un vacío que se rellena por superposición de conocimientos. En la Escuela es muy fuerte la preocupación por saber lo que hay que enseñar primero; qué es lo más fácil para luego ir haciéndolo más complejo. Esta es la Escuela en la cual el maestro ofrece a todos los alumnos lo mismo en su transmisión cultural y es claro que después de un tiempo, que pueden ser 1 o 5 años, puede medir cuánto se llenó el vaso vacío aprovechando las ofertas educativas que la Escuela brindó a los alumnos, esto es la evaluación. “Esta Escuela utiliza una metodología secuencial donde el 1 viene antes del 2 y el 3 del 4, un modelo secuencial que se presume sea el programa que normalmente es el libro de texto, una traducción vulgar y popular del programa. El libro de texto no se puede usar como se quiere, hay que ir una página detrás de la otra porque de otra manera no se comprende. También es una Escuela de los iguales. ¿Cuántas veces oímos esta frase: “Para mí todos los alumnos son iguales”?. Una frase noble pero equivocada; sin embargo para este modelo es verdad. El maestro puede decir “para mí todos los alumnos son iguales porque todos son vacíos”. Cuando yo empecé mi carrera escolar este criterio era mucho más fuerte que hoy. Mi Escuela tenía dos edificios; uno masculino y otro femenino y los “tontos” no estaban con nosotros, estaban en una Escuela diferencial. Tampoco los niños minusválidos, que estaban en otra Escuelas porque no había una sola para ellos sino varias: ciegos con ciegos, sordoscon sordos, etc. Era fuerte el criterio de igualar: una Escuela para iguales porque se podía opinar que eran iguales en tanto vacíos, que al final de un periodo tenían que llegar a niveles iguales.“La segunda curva sugiere una Escuela completamente distinta. Una Escuela coherente que asume como punto de partida la idea de que el niño sabe y así cambia todo, porque si los niños y las niñas saben, ¿cómo puedo yo como maestro el primer día de Escuela hacer una propuesta si no sé que saben mis alumnos? Por supuesto, una propuesta que llevo frente a 40 niños de 6 años para algunos puede ser banal y para otros, incomprensible. Así es normalmente, por lo cual una Escuela como ésta, que asume la idea que los niños saben, no tiene más remedio que pararse y escuchar. El maestro no puede moverse si no sabe donde están sus alumnos y qué saben de cualquier tema que ponga sobre la mesa. Con esto se puede decir que es una Escuela donde los contenidos los llevan los alumnos desde su casa, su mundo y su experiencia, pero el maestro es la garantía del método. Sabe cómo trabajar, cómo poner los niños en relación entre ellos y con otras personas que saben, de manera que los saberes pueden enfrentarse, evaluarse, modificarse y crecer. “Creo que la Escuela vive un momento de crisis profunda. A mí no me gustaba, pero sabía que me garantizaba el futuro y efectivamente lo hacía, porque una vez terminada la carrera teníamos trabajo seguro. Sufrimos, pero con buenos resultados. No era útil en el sentido de que cuando empezabas cualquier oficio tenías que prepararte de nuevo para éste, pero la Escuela garantizaba el trabajo. Hoy tampoco consigue esto, por lo menos en nuestros países. No les gusta a la mayoría de los niños. Produce enfermedades: los estudiantes sufren de diarrea o mal de cabeza, síntomas verdaderos. En Estados Unidos hay un uso impresionante de psicofármacos para que los niños puedan seguir en esta tarea; para que se queden suficientemente quietos. Hay un debate internacional en el mundo pediátrico muy fuerte sobre este asunto. No le gusta a los maestros, ellos también sufren. En Italia la enseñanza es una de las profesiones que producen más enfermedades profesionales tanto físicas comosíquicas, lo que es impresionante, pues no se entiende cómo es posible que una persona que tiene la suerte de trabajar con niños se enferme precisamente por este hecho. “No le gusta a nuestra sociedad, que siempre está pidiendo otras cosas a la Escuela porque parece que puede ser el lugar donde se solucionan todos los problemas sociales desde el principio. Es divertido, porque, al contrario, casi todo lo que propone la Escuela los niños y las niñas lo rechazan. Por ejemplo, lectura-escritura es el caso más típico. En Italia tenemos un nivel de lectura muy bajo y en los jóvenes tenemos un 30% que son analfabetas funcionales, es decir que aprendieron a leer y escribir pero nunca utilizan estas competencias. Un niño de Bogotá, Javier, decía a su mamá “quiero ir a la Escuela un día a la semana, porque en un día aprendo todo lo que me enseñan y los otros días los necesito para mis juegos”. Agradezco a Javier porque creo que esta frase podría ser programa de un seminario entre personas relacionadas para trabajarlo en serio, sin pensar en que es un chiste. No digo que tenemos que cerrar la Escuela ni reducirla a un día, pero un niño piensa que podría aprender en un día todo lo que enseñan en una semana, lo que no está lejos de la verdad. “¿Es posible una Escuela con ojos de niño? Volvemos a nuestro tema central. Es frecuente oír frases como “lo siento señora, pero este niño no me sigue…”, “no se aplica”, “no tiene buena voluntad” o “la familia no le ayuda”. Esto es un poco como si en un hospital oyéramos a un doctor decir “lo siento señora, pero su hijo está enfermo y no sé qué hacer, a lo mejor si estuviera sano…”. Pero un niño sano no está en un hospital. La Escuela pública tiene que hacerse cargo de los niños “tontos”, de los que no tienen buena voluntad y de los que no tienen padres que los sigan. En principio es la Escuela pública, pero creo que es una vocación que debe tener toda Escuela. Lamentablemente en nuestra Escuela los buenos alumnos siguen siendo nuestros hijos: los hijos inteligentes, que tienen buena voluntad y familia. Creo que este es el marco donde tenemos que poner por última vez la pregunta y buscar propuestas. Yo expongo cuatro propuestas entre muchas que se pueden pensar.“Primero, ha cambiado un hecho profundo en los últimos 30 o 40 años. Yo era alumno justo 60 años antes en Italia y me acuerdo que la Escuela era de pocos. Acudían casi todos en primero pero ya se sabía que una parte de nuestros compañeros se iba perdiendo en los siguientes años. En tercer año o en quinto la clase había cambiado profundamente: sólo un 50% eran los que seguían en la Escuela hasta los 14 a 16 años y luego pasaban a la universidad. Eran hijos de familias cultas o sensibles, no siempre ricas, que tenían una base cultural en su propia casa donde veían cómo sus padres leían y escribían, tenían relaciones con otros a través de cartas, leían periódicos y discutían sobre la situación del país, recibían amigos que venían de otros lugares por lo cual las bases culturales, las motivaciones profundas, ya las tenían en casa, así como la historia contemporánea y la geografía del país; iban a teatro, escuchaban música, conocían el arte. Estas familias pedían a la Escuela completar la obra enseñando caligrafía, historia lejana o la geografía exótica para completar la formación familiar.“Hoy por suerte todos los niños y las niñas van a la Escuela, o casi todos. Yo tengo dudas de que la Escuela siga siendo complemento de algo que ya no existe. La mayoría de las familias no son capaces de dar a sus hijos bases culturales adecuadas a la Escuela, por lo cual lo primero que pido a la Escuela es que se haga cargo antes de empezar cualquier programa o propuesta. La Escuela debe asumir la obligación de ser un lugar sugerente, donde solo al entrar un niño en alguna manera se sitúa, tiene estímulos. Esto significa que la Escuela debe ser bella. No necesariamente rica, sino bella como es bella la casa, porque cada uno de nosotros necesita y quiere un lugar donde puede estar a gusto con sus seres queridos, estar bien. Siento esto muy poco cuando entro a una Escuela. Parece que el claustro, el grupo de profesores, no se han planteado que sea un lugar donde se puede vivir bien, que sea bello. Visité escuelas de aquí nuevas y maravillosas pero vacías, con pasillos enormes que pienso podrían mostrar arte, exponer imágenes u oír música. En los espacios exteriores es justo que tengamos un lugar donde los niños puedan correr y moverse. ¿Por qué no tener una huerta con flores, cosas que los niños puedan cuidar y seguir viviendo con estas pequeñas propuestas que sean una experiencia directa antes de empezar a leer biología en el libro de texto?. Debe ser una Escuela donde se puedan encontrar libros. Estos niños llegan de casas donde no hay ni uno. Antes que todo y más importante, una Escuela donde los adultos leen a los niños. Si yo fuera Ministro de Educación haría obligatorio un tiempo de 15 o 30 minutos de lectura a los niños: el adulto lee mientras los alumnos escuchan. ¿Cómo puede ser que un niño de estos, que nunca ve un libro en su casa y que vive con personas que siguen siendo por suerte las más importantes de su vida, su papá y su mamá, que nunca leen un libro y nunca tienen un periódico en la mano, pueda pensar que esto es la cosa más importante del mundo como nosotros normalmente pensamos, ofrecemos y proponemos a los niños? Creo que la propuesta es muy simple: tenemos que ayudar a los niños a que se adentren al milagro de la lectura, creo que es el regalo que nosotros podemos hacer a los niños y esperar que en este ambiente puedan entrar en nuestro mundo.“El segundo punto es una Escuela abierta, que los niños puedan llegar a ella con todo lo que saben, con los bolsillos llenos. La idea del maestro que me enseñaron cuando yo estudiaba para ser lo era que los niños tenían que dejar sus cosas afuera, los bolsillos debían estar vacíos y el maestro dejaba todas sus preocupaciones en casa. Me acuerdo del maestro que decía “no leo el periódico para estar fuera del tiempo, fuera de la luz de las cosas feas que pasan todos los días”. Los niños llevan a la Escuela sus experiencias y claro que significa también salir, la Escuela sale. Aquí tenemos esta experiencia de “Bogotá una gran Escuela: Escuela – Ciudad – Escuela”. Pienso que lo más importante, lo que más debemos cuidar, es no escolarizar la ciudad para no perder nuestro refugio. La Escuela tiene mucho poder y tiene el poder de los números. ¿Cuántos museos han traicionado su vocación para ser adecuados a lo que deseaban los maestros? Por supuesto que las Escuelas ofrecen un público imponente y en un balance de museo son los números los que cuentan, ¿cuántos asisten cada día y cada mes? puede ser a la medida de la Escuela. Creo que la Escuela que sale, en el sentido que explico, tiene que salir para aprender y no para enseñar, aunque creo que enseñar tampoco vale la pena dentro de la Escuela. Cuando sale lo hace para aprender, con curiosidad y humildad, por lo que casi seria mejor decir “Ciudad – Escuela – Ciudad”.“Termino con dos últimos puntos que son el método de la investigación y el tema de la integración. Dos elementos que rompen dos esquemas clásicos: uno es el esquema de las secuencialidad, el esquema del programa. Cuando tienes 40 niños que piensan y necesitan crecer, ése es el verdadero programa de la Escuela. Esto del método de la investigación se puede extender, pero tengamos en cuenta que así funciona el cerebro: no funciona añadiendo competencias; está listo en el momento del nacimiento. Se desarrolla articulándose, especializándose y no por añadiduras. Tengo un ejemplo que cito mucho y que es muy simple y útil. Cuando a un niño en la cuna le ponemos un objeto, es interesante ver cómo se dirige a él con todo su cuerpo: cabeza, manos y piernas. Por supuesto hace un esfuerzo totalmente antieconómico. Con el pasar de los días deja quieta la cabeza, para las piernas y se acerca con los brazos, luego con el brazo y la mano y luego solo con los dedos. Así funciona la inteligencia; Ya está todo, pero confuso y complejo por lo que la hipótesis de empezar desde lo simple es absurda; tenemos que empezar desde lo complejo. No podemos pensar en iniciar biología desde la célula, tenemos que empezar desde el animal querido, que criamos o la planta igualmente; los hombres llegaron a la célula hace pocos siglos o meses. El ejemplo que explicaré lo llamo “Los grillos de Flora”. Es una maestra que vive cerca de Roma y con su clase de primer año de una escuela rural salen a recoger grillos, los llevan al salón, preparan un micro ambiente para ellos y empiezan a trabajar con ellos: estudian, leen, etcétera. Los grillos siguen viviendo, creciendo y se reproducen. En algún momento esta maestra viene a nuestro Centro sobre Educación Ambiental y Biológica y mi colega bióloga habla con ella y la pone en contacto con un entomólogo, quien trabajaba en la universidad de Pisa. La clase de primaria le envía correspondencia al profesor y así pasan los años.Antes de terminar quinto de primaria, el profesor de Pisa envía una carta a Flora en la que le dice que algunas de las observaciones de sus alumnos no hacen parte de la literatura científica sobre grillos. Efectivamente estos niños han estudiado los grillos por cinco años. ¿Han hecho poco? Esta es otra pregunta que creo valdría la pena discutir profundamente, porque probablemente no saben nada sobre osos o cocodrilos, pero saben cómo ponerse frente a cualquier cosa porque han gozado de un método científico y siendo niños han hecho observaciones que impresionaron al profesor. “Para terminar les contaré una experiencia de integración que titulo “la duda sobre el diagnóstico”. María Inmaculada es una niña tetrapléjica que no se mueve ni habla. No sabemos nada de ella y tiene 6 años. Una buena maestra del sur de Italia hace varios años aceptó recibirla en su clase de primero. Ponen la camita de la niña junto a la maestra y pasados los días ella nota que la niña oye y con los ojos se comunica. La maestra hace una lista de necesidades y la niña con los ojos dice sí o no. Termina el primer año y la maestra sigue sabiendo muy poco de María Inmaculada. Cuando vuelven al segundo año la maestra está muy emocionada porque se da cuenta de que María Inmaculada reconoce a sus compañeros y demuestra alegría. En algún momento la maestra se ausenta y deja un niño para que escriba los nombres de los niños buenos en la pizarra. Ella vuelve a la clase y ve que María Inmaculada está inquieta, la maestra señala la lista de necesidades y la niña no se interesa,mientras mira fijamente la pizarra. La maestra revisa, empieza a ver los nombres y ve uno mal escrito. Lo muestra a la niña y ella indica que ese es; María Inmaculada había aprendido a leer. Este es un ejemplo muy interesante, aunque tenemos que considerarlo normal. ¿Por qué digo dudar del diagnóstico? Nunca en una escuela especial alguien se había atrevido a enseñar a María Inmaculada a leer y en esta escuela ella gozó de un ambiente rico a pesar de su condición. Es en este sentido a lo que me refería antes sobre la ciudad: respetarla, ir a aprender porque la ciudad es rica; la Escuela va a tomar lo que necesita, no a modificarla y simplificarla, ni a transformarla en un programa escolar. Maria Inmaculada gozó de este ambiente rico de sus compañeros, de su maestra bastante tradicional y aprovechó hasta aprender a leer y este es un ejemplo que nos da no solo tanta alegría sino tanta esperanza. Gracias.
¡Cuanta sabiduría!
Yo sin embargo estaría más de acuerdo con su nieto. (Por lo menos hablando de niños pequeños.) Y lo de la belleza, siempre lo he pensado: ¿porque una escuela no puede ser como una preciosa casa, relajante y espaciosa?, con alfombras, sofás y bonitas bibliotecas llenas de libros, con una grande y luminosa cocina y … ¿porque no está pensada para niños, tal vez?